March 2020
Beyond the Red Doors

¿Cómo lucirá ser iglesia después del COVID-19?

En los muchos meses antes de que nuestro equipo central de apasionados episcopales y luteranos lanzaran Christ’s Beloved Community/Comunidad Amada de Cristo en Southside Winston-Salem, NC, teníamos un ministerio floreciente, en el que salíamos a tocar las puertas de las casas y los apartamentos de nuestros vecinos. Lo hacíamos cerca del edificio de una iglesia -- que finalmente se convirtió en el hogar de nuestra iglesia -- así como en los alrededores, que incluían viviendas de Sección 8, gasolineras, tiendas, lavaderos automáticos, esquinas de calles y más. Empezamos nuestra comunidad de fe afuera, generando relaciones con gente en sus porches, en los jardines enfrente de sus casas y en sus barrios y tiendas.

Encuentros sagrados

Un día, un par de nosotros tocó la puerta de una vivienda modesta cerca del edificio de la iglesia. Un hombre respondió y nos presentamos como gente que estaba creando una nueva iglesia. Le dijimos que seríamos sus nuevos vecinos y le preguntamos si había alguna manera especial en que podríamos ser una bendición para su hogar o vecindario. Lo pensó por un minuto y dijo, “No sé qué decir”.

Temí que tal vez lo había puesto en un aprieto. Le dije, “¡No se preocupe! ¿Le gustaría pensarlo y tal vez nos vemos en otro momento?”

Pasó un rato más largo en silencio. Puede ver que se le humedecían los ojos. “No, quiero decir… no sé qué decir. Me crie en una familia militar, cuando era niño nos mudamos más veces que lo que pueda contar. Viví por todo este país. Y en todos los lugares en que viví siempre vivíamos cerca de una iglesia. Y ni siquiera una vez una iglesia nos tocó la puerta para decirnos ‘hola’ o preguntarnos cómo nos podrían ayudar o incluso darnos la bienvenida… simplemente no sé qué decir.”

Para ese entonces, ese hombre fornido tenía los ojos llenos de lágrimas. Había dicho más que lo suficiente y, sorprendentemente, supe que habíamos hecho lo suficiente. Con simplemente presentarnos habíamos sido suficientes. Y eso era más importante que ninguna otra cosa que podríamos haber hecho. Este fue uno de los muchos encuentros sagrados que tuvimos y que seguimos teniendo en las calles y barrios de Southside Winston-Salem. Nos demostró la importancia de simplemente conocer a nuestros vecinos y enterarnos de lo que Dios estaba haciendo en sus vidas y después unirnos a ello en ese sentido.

Ser iglesia de una manera nueva

Confieso: Desde hace mucho tiempo he estado fomentando que las feligresías descubran nuevamente cómo ser iglesia afuera del edificio de la iglesia. Pero jamás hubiera deseado que fuera de esta manera. Jamás podría haber imaginado que un virus pudiera ser lo que le demostraría al mundo que estamos profundamente interconectados. Esto nos tomó a todos por sorpresa y, por lo que veo, muchos en la iglesia adoptaron servicios religiosos, estudios bíblicos y cuidados pastorales en línea. Ministerios críticos, como nuestra Despensa de Alimentos Comunidad Amada, pueden continuar. Ha sido inspirador ver la manera en que se están formando colaboraciones, demostrando que la buena voluntad es igualmente viral. Nuevamente está empezando a emerger un espíritu de unidad en este país que ha estado tan profundamente fragmentado.

Otra ventaja de estos tiempos es que tenemos la oportunidad de centrarnos y pasar a estar más profundamente alineados con lo que Dios nos está diciendo. Incluso en medio de los increíbles desafíos del COVID-19, aprecié el tiempo que tenía para acercarme a Dios y estar abierta a la manera en que Dios habla en momentos de transformación. Pregunto constantemente: ¿Qué se está agrietando? ¿Qué está irrumpiendo? ¿Qué necesita morir para permitir que emerja algo nuevo? ¿Qué cambios importantes deben ocurrir en la iglesia para acercarnos más al reino de Dios en esta tierra? ¿Qué tenemos ante nuestros ojos, si solo tenemos los ojos para ver? He estado preguntando muchas cosas, escuchando profundamente y reflexionando. Llegué a la conclusión de que es necesario que ocurra un cambio importante en la vida de la iglesia.

Algún día este capítulo habrá finalizado. No sabemos si será dentro de semanas o meses. Pero algún día regresaremos a los edificios de nuestras iglesias. Compartiremos el mismo cáliz sin temor. Nos abrazaremos en la paz. Miraremos profundamente a los ojos de nuestros seres queridos. ¡Nos reuniremos en grupos, como lo hicimos anteriormente, para hacer el buen trabajo de la iglesia!
Pero también es importante que ocurra un cambio de fondo. ¿No han sentido acaso al Espíritu trabajando en estos tiempos? ¿Han notado maneras en que se podría ser iglesia de otra manera? Personalmente, recuerdo a menudo lo fundamental que es la conexión en persona, si bien estoy agradecida por las oportunidades para conectarnos virtualmente. Mi esposo e hijos echamos de menos a los abuelos que no podemos ver. Yo echo de menos a los jóvenes del barrio de nuestra iglesia.

Pero no quiero volver a la normalidad si ello significa solo ver a nuestros feligreses en el edificio de nuestra iglesia. No quiero volver a encender nuestra luz adentro del edificio, donde los que están afuera no la pueden ver. Ahora puedo ver más claramente cómo nos cerramos a la interconectividad cuando permanecemos en nuestros edificios. Quiero que seamos intencionales sobre aventurarnos afuera para ser iglesia en nuestros barrios.

¿Qué cosas nuevas está haciendo Dios en nosotros?

Quiero que la luz que esparza nuestra iglesia se vea y se sienta en nuestro barrio. Quiero verificar si nuestros vecinos están bien, como lo hago con mis padres y mis feligreses. Me pregunto qué vecinos cerca de la iglesia se están sintiendo especialmente aislados. ¿Quiénes entre ellos están desempleados? ¿Quiénes no tienen seguridad alimentaria? ¿Están estas familias agotadas por tener que equilibrar trabajar desde sus hogares y supervisar las tareas escolares de sus hijos en línea? ¿Quiénes están luchando por permanecer sobrios sin reuniones de la AA y de la NA? ¿Quiénes son frágiles emocionalmente? ¿Quiénes cerca de la iglesia anhelan tener un impacto positivo pero no saben por dónde empezar? ¿Quiénes surgieron de esta oscura noche de su alma con una conexión más fuerte con Dios y desean compartir esa fe con otros? ¿Quiénes cerca de nosotros tienen una voz para cantar o una mente lista para participar y aprender con nosotros? Quiero volver a tocar puertas, a mirar a los ojos y ver qué cosas nuevas está haciendo Dios entre todos nosotros.

Hermanos y hermanas, pronto estaremos ante la encrucijada en el camino. Cuando podamos regresar a nuestros edificios, ¿volveremos a hacer las cosas como las hacíamos antes o abriremos un sendero nuevo, con el que estaremos menos familiarizados, hacia equilibrar ser iglesia adentro de nuestros edificios y afuera de ellos, profundamente enraizados en nuestros barrios y comunidades?

Creo que es hora de hacer un cambio en la iglesia que empieza por esparcir nuestra luz afuera de nuestros edificios. ¡Estamos aprendiendo que nuestros edificios no son lo que nos hacen iglesia, después de todo! Es la gente. Es el amor de Cristo y el amor que compartimos. Eso se puede hacer en línea pero, por el bien del mundo, también necesitamos llevar al mundo nuestro amor y nuestra luz. Entonces realmente veremos lo que Dios puede hacer entre nosotros.

Cuando recién empecé nuestro ministerio en las calles, después de 10 años de haber trabajado principalmente en el edificio de la iglesia, estuve impresionada con el recordatorio de que Dios se mueve por todo el mundo, co-creando y construyendo el reino. Dios está trabajando mediante las entidades sin ánimo de lucro, los líderes comunitarios, la gente del pueblo y todo tipo de familias y personas que no van a la iglesia los domingos.

Cuando el mundo se convierte en nuestra iglesia

Me acostumbré a pensar que Dios trabajaba mediante iglesias porque es ahí donde estaba mi energía en ese entonces. Mover el ministerio afuera del edificio de nuestra iglesia fue un llamado increíble y expansivo para mí. Espero que cuando llegue el momento en que finalicemos nuestras reuniones en Zoom y nuestro culto en línea, aprovechemos ese tiempo para preguntarnos, “¿Y ahora qué? ¿Cómo podemos seguir siendo iglesia afuera del edificio, pero más intencionalmente afuera en el mundo? ¿Qué necesita cambiar?”

Un día en que estuve conociendo vecinos en un complejo de apartamentos, me encontré con una abuela en la acera. Era una mujer pequeña pero de corazón grande, que a pesar de los años grabados en su rostro emanaba luz. Me dijo que, gracias a Dios, había logrado vencer su adicción al crack. Con un ritmo como de canción y una gran sonrisa, ella dio toda la gloria a Dios. “¡Dios lo hizo otra vez! ¡Él lo hizo otra vez!”. Empezó a mecerse al sentir su propia alabanza moverse por su cuerpo. Me dijo que fue la fuerza de Dios lo que le permitió permanecer limpia y sobria día tras día y estar presente para su hija y su nieta, que estaban paradas junto a ella, asintiendo su acuerdo con la cabeza. Con sus brillantes ojos oscuros y una enorme sonrisa proclamó que Dios “la volvió a salvar una y otra, y otra, y otra vez”.

Eso fue hace años, pero recuerdo su canción, su corazón y su convicción como si los hubiera oído la semana pasada. Y pensar que si ella solo hubiera compartido esto adentro de su iglesia o su hogar, yo nunca lo habría oído. Fue solo porque yo estuve en la calle para conocer a la comunidad y porque ella estaba en su comunidad, lista para compartir lo que Dios estaba haciendo en su vida. Y en ese momento, éramos dos y tres reunidas, y Cristo estaba entre nosotras. Éramos iglesia, juntas.

La luz y el amor de Dios pueden hacerse virales en nuestro mundo cuando salimos de nuestros edificios para hablar con nuestros vecinos, cara a cara, ojo a ojo y corazón a corazón.

La luz y el amor de Dios pueden hacerse virales en nuestro mundo cuando buscamos y escuchamos lo que Dios está haciendo con otros en el mundo, confiando en que Dios también se mueve afuera de nuestra iglesia.

La luz y el amor de Dios pueden hacerse virales en nuestro mundo cuando podemos compartir lo que Dios está haciendo en nuestras vidas con vulnerabilidad, afuera del edificio de nuestra iglesia.

La luz y el amor de Dios pueden hacerse virales en nuestro mundo cuando el mundo se convierte en nuestra iglesia y cuando las Buenas Nuevas emanan de nuestras voces como agua para tierras resecas.

Dios nos está invitando a que realicemos un cambio.

Dios nos está invitando a que prestemos atención a todas las posibilidades en la encrucijada del camino.

Dios nos está invitando a que seamos virales.

Oprima aquí para ver una lista de recursos de Covid-19 en prácticas vitales de ECF.

La Rev. Dr. Chantal Morales McKinney siente una verdadera pasión por crear andamiajes para que gente e iglesias se aventuren hacia sus barrios y el mundo por el bien de la misión mutua y de ser Cristo en comunidad. Su trabajo con otros en las calles de Southside Winston-Salem, Carolina del Norte, condujo a la creación de Christ’s Beloved Community/Comunidad Amada de Cristo, una iglesia episcopal y luterana bilingüe. Ella emplea el Desarrollo Comunitario Basado en Activos para empoderar a la gente y crear asociaciones. Además de ser Desarrolladora de Misiones en CBC, disfruta hablar sobre misión en conferencias y asesoramiento cuando su tiempo lo permite. Está casada con Bryson y tienen dos varoncitos bulliciosos y una hermosa bebita.

Recursos:

This article is part of the March 2020 Vestry Papers issue on Beyond the Red Doors